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Frase de la semana

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sábado, 21 de enero de 2012

Nuestro hijo adolescente, va mal en los estudios y es "el gracioso" de la clase

En este caso que se plantea hay dos temas relevantes: el bajo rendimiento escolar y la presencia de conductas que le hacen ser al chico, el “gracioso” de la clase.
Se trata además de un adolescente, y es por ello que no podemos dejar de considerar lo que esta etapa representa en la vida del ser humano. Durante la adolescencia se producen una serie de cambios importantes que afectan a la parte biológica de la persona, a lo psicológico y a la parte social.

Durante este período el adolescente adquiere su identidad personal, y va creando su propia imagen, En un proceso de búsqueda en el que se irá alejando de la familia y se verá muy influenciado por el grupo de iguales con el que mejor se identifica.

El instituto es uno de los ámbitos en el que los menores ponen en práctica todos sus recursos en ese proceso de socialización y crecimiento madurativo. Sus conductas son resultado de procesos de aprendizaje bien observando a los demás o bien por propia experiencia personal. Las consecuencias de sus actos irán marcando la conducta presente y futura. La persona desde su infancia temprana comienza a aprender a través de procesos de refuerzo y castigo. Si una conducta le proporciona unos beneficios, o bien evita situaciones que le pueden resultar aversivas, decimos que se refuerza, es decir, se aumenta la probabilidad de que en el futuro se vuelve a realizar.

Si un chico observa que a los demás les resulta simpático lo que dice o hace, si eso le permite encontrar un hueco que no tiene en el grupo social, si consigue la atención que busca, lo más probable es que siga realizando e incluso que incremente ese tipo de comportamientos. Conductas que a corto plazo resuelven su situación ante el grupo, a medio y largo plazo no resultan adecuadas y perjudican su desarrollo y enriquecimiento personal.

¿Qué déficit posee este chico para que se dé este aprendizaje?, ¿cuál es su nivel de autoestima y seguridad?, ¿cuáles son sus fortalezas y potenciales? ¿Con qué recursos cuentas para manejarse de manera más adaptativa? Son las preguntas que cabe hacerse respecto a esta situación. Siempre se está a tiempo de eliminar conductas inadecuadas y aprender otras más adaptativas.

En esa edad cobra especial importancia el grupo de iguales, los amigos, los compañeros. Y esta dimensión afectiva, no deja de ser un componente importante del rendimiento escolar. Es lo que enlaza con el otro problema que se plantea: el bajo rendimiento en los estudios.

Para conocer mejor la situación sería necesario evaluar las variables que mantienen esta situación. ¿Cuáles son las causas de la falta de motivación?, ¿desde cuándo va mal en los estudios?, ¿cuáles son los hábitos de estudio?, ¿su capacidad de concentración?, ¿cómo organiza su tiempo? El objetivo que se busca es evitar el fracaso escolar y preparar el futuro del menor dentro del ámbito laboral.

Es esencial conocer su entorno más allá de las relaciones familiares: sus amigos, compañeros de clase, profesores, amigos del barrio… Siendo en todo este proceso fundamental la colaboración de los padres y los profesores.

La figura de los padres es esencial en el proceso educativo del menor, ya que son quienes tienen el derecho y la obligación de educar a sus hijos. Son ellos quienes han de hacer saber al menor los límites y las normas que ha de cumplir y, que en caso de incumplimiento deberán asumir unas consecuencias. Entre las herramientas fundamentales está la comunicación afectiva, que permite establecer una relación de confianza y de cariño, y el aprendizaje a través del papel de los padres como modelo de conducta. Educar en la disciplina con el razonamiento.

El menor ha de aprender a ser responsable de sus actos y poder reflexionar acerca de las consecuencias de su conducta, y los padres son quienes deben ayudarles en este proceso siempre en el objetivo de lograr el adecuado desarrollo y el bienestar de su hijo.
Por ello, cuando se llega a la situación en la que los padres y los profesores ven que el adolescente va por un rumbo equivocado, es el momento de llevar a cabo las medidas oportunas. Acudir a un profesional que entrene nuevas pautas de conducta en el menor, que genere la motivación necesaria para el estudio y que ayude a los padres en el manejo de la situación, se convierte en una decisión necesaria y acertada.

Entre los profesionales se encuentra el Orientador del Instituto. Esta persona está preparada para ayudar a los menores y la familia que tienen problemas en los diferentes ámbitos y no solo en el ámbito escolar.
Se pueden poner en contacto con un Psicólogo gratuito a través de su Médico de Familia o bien con un Psicólogo privado a través del Colegio Oficial de Psicólogos.

Educar es todo un arte en el que los padres y las personas que rodean al menor deben poner todo el empeño y la constancia.

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